En mi taller de la Cerdanya trabajo la madera de pino con mucho cariño para realzar la belleza de tus recuerdos, tus paisajes favoritos e incluso tu propio reflejo. No hay dos piezas iguales, cada marco, cuadro o espejo de Rústic Cerdanya está creado a mano con consciencia y desde el amor para tu hogar.
¡Hola!
Soy Rocío, artesana y enamorada de mi valle, La Cerdanya.
Mi padre, el alma de Rústic Cerdanya
Esa mezcla de decisión y delicadeza con la que cargaba sus marcos en la furgoneta para exponerlos en las ferias de nuestra preciosa comarca. Hiciera frío o calor, le gustaba levantarse pronto y preparar su stand, hablar con la gente y compartir su pasión por la artesanía. A pesar de que entonces estudiaba en Barcelona, siempre que podía lo acompañaba para echarle una mano y pasar tiempo con él. De esto hará ya dieciséis años.
Al finalizar mis estudios...
Amo vivir cerca de la naturaleza y empezar mis mañanas paseando con mi perro Blacky, así que busqué un trabajo “de lo mío” por la zona y en mis ratos libres ayudaba a mi padre con las ferias de artesanía o en el taller. Tenía todo lo que supuestamente había deseado y sin embargo sentía que algo fallaba. Que mi trabajo no iba alineado con mi esencia y decidí dejar el despacho. No fue un momento fácil.
Tras analizar y cuestionar mis creencias, entendí que cada etapa forma parte del camino y que mis estudios no tenían que condicionar mi futuro. En este transcurso decidí trabajar con mi padre: en el taller, en las ferias de artesanía, en la tienda… Sus marcos gustaban mucho y lo que empezó como una afición acabo convirtiéndose en un negocio familiar de proximidad.
Encontramos un pequeño local en el centro de Puigcerdà y nos lanzamos a abrir una tienda
Con ella llegaron las gestiones y el momento de buscar un nombre. Le dimos mil vueltas hasta quedarnos con la opción más sencilla y honesta. En su proceso de creación, mi padre solía decir: “Rocío nuestros marcos son rústicos, no hay ninguno igual, cada uno es único”. Siempre insistía mucho en la palabra RÚSTICO. Así que le dije: “Ya está, papá, le llamaremos Rústic.” Le gustó la idea y me propuso ampliar el nombre a Rústic Cerdanya. “Hay que dar nombre a nuestro hogar, donde hemos formado nuestra familia”, dijo. “Además, Rústic Cerdanya son las iniciales de mis dos hijas, Rocío y Carmen”. Trato hecho.
Pasar de trabajar en una oficina a crear con las manos fue emocionante y liberador. Y no sólo eso, ofrecer un buen trato, escuchar a nuestros clientes y atenderles con una sonrisa sigue siendo tan gratificante… Aunque, sin duda, lo mejor de todo era trabajar con mi padre, aprender su proceso de creación, compartir silencios, risas y conversaciones interminables en el taller. Para mí, este tiempo de calidad fue un regalo del universo.
Nueva tienda, misma esencia
El amor y dedicación que pusimos en nuestro trabajo dio sus frutos. Gracias a la buena acogida de nuestras creaciones pudimos mudarnos a otro local más grande para exponerlos mejor y tener más visibilidad. Así fue como nos trasladamos a la tienda actual de la calle Alfons I de Puigcerdà, donde mi madre, mi tía y yo seguimos atendiendo con un trato familiar y cercano. Nos encanta asesorar a nuestros clientes, ayudarles a elegir acabados y hacer realidad sus ideas con propuestas a medida.
Mi día a día en el taller
Mi padre, el alma detrás de Rústic Cerdanya, nos dejó demasiado pronto y fue muy duro volver al taller sin que sonaran las canciones de su emisora favorita. A pesar de este golpe tan duro, desde el primer momento tuve claro que quería seguir adelante con nuestro sueño, aprendiendo a transformar el dolor en AMOR, todo el amor que él me dio y el amor por crear.
Ahora que somos Blacky y yo, tengo mis rituales matutinos: llego al taller, enciendo incienso y velas, conecto el altavoz y me pongo un podcast tranquilo o música animada. A veces incluso canto y bailo mientras corto lo madera o barnizo mis piezas. ¡Qué difícil es explicar con palabras cuánto amo trabajar con las manos! Ver el resultado y pensar que cada pieza, cada beta de la madera es única e irrepetible… Ya lo decía mi padre “es rústico, no se puede hacer otro igual”.
MÉTODO
Todas las piezas de Rústic Cerdanya han sido creadas con madera de pino de certificado ecológico y un método 100% artesanal. El proceso de elaboración se podría resumir en los siguientes pasos: cuando la madera llega al taller, creo la medida deseada del marco y, tras cortar los listones siguiendo el tamaño deseado, perfilo la ranura donde colocaré el cristal y la lámina para que encajen a la perfección. A continuación, hago el fresado al marco y junto todas las partes para, posteriormente, lijar la madera antes de empezar a pintar.
Otra parte que adoro son los acabados en color, donde es importantísimo respetar los tiempos de secado antes de llegar al último paso, el barniz. Finalmente, llevo los marcos a la tienda y mi madre y mi tía se encargan de entregarlos personalmente.
El amor, la base de este proyecto
Mi mantra siempre ha sido hacer las cosas con amor y des del amor. No te imaginas la satisfacción que siento cuando sujeto la pieza final entre mis manos. Para mí, no son solo marcos, cuadros o espejos. Cuando estoy inmersa en el proceso de creación, soy plenamente consciente de que aquella pieza de artesanía llegará a un hogar e incluso será capaz de transformar un rincón especial de la casa, aportando calidez y amor. Esta es precisamente mi misión: ayudarte a enmarcar tus vivencias, a resaltar la belleza de tu entorno para que tus recuerdos y paisajes favoritos brillen con luz propia.